El crecimiento y el cambio son inseparables
Hace poco comencé a leer el libro de Tim Harford, El Economista Camuflado (acá un resumen). Siendo una especie de “Microeconomía para Todos”, no me parece hasta el momento nada del otro mundo, pero sí encontré varias frases y reflexiones muy buenas. Una de ellas, sobre el libre comercio. Harford cuenta la historia de cómo Brujas, famosa ciudad belga, se hizo próspera gracias al comercio que le facilitaba el estuario de Zwin. Sin embargo, cuando el estuario se cerró por motivos naturales, el comercio se detuvo y Brujas se transformó en “una pintoresca pieza de museo”. En paralelo, el comercio fluyó hacia Amberes, unida al mundo gracias al río Escalda, que se transformó en la nueva “potencia económica de la Europa occidental”.
La narración concluye con un verdadero hallazgo de frase:
Las historias de Brujas y Amberes sugieren un sencillo mensaje: si quiere ser rico, es una buena idea forjar vínculos con el resto del mundo. Si prefiere que nada cambie, es mejor tener un puerto encenagado. Si quiere ser rico y que nada cambie, sus deseos se verán defraudados.
¡Gracias Tim!