Lo que no vamos a votar en octubre

Iván Carrino / Viernes 7 de agosto de 2015 / Dejá un Comentario

Ese mes, los argentinos nos dirigiremos a las urnas con la idea de elegir un nuevo presidente. Sin embargo, a juzgar por la evolución de la campaña, solamente habrá un cambio de caras

La Argentina llegó, en 1913, a ser el noveno país más rico del mundo. Otras eran las ideas predominantes entre la gente, las políticas y los resultados. Sin embargo, el populismo, surgido en los años ’30, y mantenido hasta la actualidad, hizo que todo esto quedara atrás. Según un estudio de la Universidad Católica Argentina, conocido el mes pasado, la pobreza volvió a crecer en 2014, al ubicarse en el 28,5%.

Este, si bien es uno de los más dramáticos, no es el único problema que tiene nuestro país. Inflación, cepo cambiario, caída del comercio exterior y fuga de capitales se encuentran entre los males que aquejan a nuestra delicada economía. El resultado: ya ni siquiera figuramos entre los primeros 50 países en términos de riqueza per cápita.

No tengo conocimiento acerca de si los candidatos presidenciales están al tanto de esta situación. El oficialista Daniel Scioli parece ciego frente a esta realidad, ya que forma parte de un gobierno que insiste con que estamos en la mejor situación económica de la historia del país. Mauricio Macri, por el otro lado, puede que esté más al tanto del problema. Sin embargo, ¿hará algo para solucionarlo? A juzgar por los discursos de campaña, ni Scioli ni Macri van a hacer nada para que la economía argentina despegue.

El primero dice que está todo bien: que con fe, con esperanza y con optimismo pasaremos “de la era del crecimiento a la era del desarrollo”. Sin embargo, es impensable que pueda alcanzarla si niega el cepo cambiario, defiende la política monetaria del Banco Central (responsable de la megainflación) y si –además- desea que Kicillof siga manteniendo su cargo como Ministro de Economía. El segundo, por su parte, había comenzado con un discurso de cambio, pero a medida que avanzó la campaña fue moderándolo, destacando que mantendría los supuestos “logros del modelo”.

Este es un verdadero problema. “El modelo” no fue más que una continuación de las políticas populistas que lograron sacar a la Argentina de la lista de los países más atractivos del mundo. Sus supuestos éxitos no son más que ilusiones de corto plazo y, si nadie los cuestiona, no habrá una elección verdadera entre modelos diferentes. Lo que vamos a votar en octubre es un cambio de caras. Guiándonos por lo que ha sido la campaña hasta hoy, no podremos aspirar a un cambio más profundo.

Si esto efectivamente es así, lo que nos espera es lo que, con orgullo, dijo el ministro Kicillof: “Más de lo mismo”. Es decir, más decadencia.

Revista

Publicado originalmente en la edición de Agosto de la Revista de Inversor Global.

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