¿Con Cristina estábamos mejor?
Hace poco di con un tuit viral que planteaba, palabras más, palabras menos, que con Cristina estábamos mejor. ¿Es esto verdaderamente así? Lo analizamos, a continuación.
Hace unos días atrás fui a parar al tuit de una chica de nombre Paula que escribió lo siguiente:
El mensaje hacía referencia, claramente, a cuando gobernaba Cristina Fernández de Kirchner. Es más, podríamos fecharlo exactamente en el año 2015, “menos de 10 años atrás”.
Paula no es la única que hace este tipo de argumentos, sino que la idea de que con Cristina las cosas iban mejor para el laburante y el ciudadano medio está muy extendida y es motivo de permanentes pedidos para regresar a un pasado mejor que el presente.
Ahora bien, ¿qué hay de cierto y qué hay de falso en esta mirada?
La familia que viajó a Europa
Dejame empezar con un ejemplo que escuché por primera vez del economista Roberto Cachanosky, allá lejos y hace tiempo. Imaginemos que una familia decide hacer un viaje a Europa y, como no tiene suficiente dinero para hacerlo, decide vender su auto, vender su casa y, además, sacar un crédito para pagar los gastos.
Claro, en Europa van a los mejores hoteles, pasan dos meses de puro lujo, van a París, a Londres, a Mónaco, compran ropa en los shoppings más exclusivos… hasta que un día les toca volver.
¿Qué pasa cuando regresan? Encuentran que no tienen casa, no tienen auto, tienen una deuda que pagar, y su vida económica es verdaderamente miserable.
En ese contexto, la hija menor de la familia dice “esto es injusto, cuando estábamos en Europa, estábamos mejor”.
Y, claro, la hija tiene totalmente un punto. Pero una mirada más informada de la realidad tendría que decir: “es cierto, cuando estábamos en Europa estábamos mejor, pero producto de que nos fuimos a Europa cuando no podíamos pagarlo hoy estamos como estamos”.
Esto mismo aplica al razonamiento de la usuaria de Tuiter. Es que precisamente por eso que considera que eran beneficios de la época, pero que no dice que eran insostenibles en el tiempo, es que estamos como estamos hoy.
Es decir, gracias a lo que muchos festejan del tiempo del kirchnerismo es que Argentina, tras la salida de Cristina Kirchner del poder, ha atravesado tantas crisis, tanta inflación y tal aumento de sus niveles de pobreza.
Tarifas baratas y fútbol gratis
Analicemos los dos puntos centrales del mensaje. Dice el tuit que hace menos de 10 años: “la factura de luz era bimestral y había fútbol gratis”.
Esto hace clara referencia a que muchos bienes de la economía tenían precios muy bajos, considerablemente más bajos, de los que tenemos que pagar hoy. Esto es indudablemente cierto, se lo mire por donde se lo mire.
Ahora bien, ¿Cómo se conseguía esto? Con una política deliberada de control de precios, en el medio de altos y crecientes niveles de inflación.
Miremos este gráfico que muestra el valor de las tarifas de servicios públicos en términos reales, es decir, en su relación con el precio del resto de los bienes de la economía Argentina.
Se observa claramente una fuerte tendencia a la baja a partir del año 2002 y hasta fines de 2015.
En este cuadro que ven acá se puede ver algo parecido. El cuadro muestra los precios nominales de diferentes tarifas para el consumo eléctrico y muestra la comparación entre el año 1993 y el mes de enero de 2016.
Si bien estas tarifas aumentaron todas en términos NOMINALES (en verde) entre el 93 y el 2016, se derrumbaron en términos reales (en rojo), es decir, una vez se les descuenta la inflación. O sea que, así como el fútbol, la energía eléctrica era prácticamente gratis gracias a los precios máximos que impuso el kirchnerismo
Algo similar pasó con el boleto de subte o el boleto mínimo de colectivo en la zona del área metropolitana de Buenos Aires. Entre 2001 y diciembre de 2015 el colectivo cayó cerca de 70% en términos reales, y el subte lo hizo en un casi 60%.
La contracara de todo esto fue lo que se ve en este otro gráfico. Para evitar que las empresas proveedoras de los servicios de luz, gas, agua y transporte urbano se fueran miserablemente a la quiebra, el gobierno decidió subsidiarlas. Esto hizo que el gasto en subsidios económicos entre el año 2002 y el año 2014 se multiplicara nada menos que por 7 en términos del PBI.
Argentina gastaba 1,3% del PBI en subsidios económicos en 2002, y pasó a gastar 7,8% del PBI en 2014, y 6,6% en el año 2015.
En el mismo período el gobierno pasó de tener superávit fiscal a déficit fiscal. Y finalmente, financió este déficit fiscal emitiendo billetes a ritmos espectaculares. Como consecuencia, la inflación pasó de aproximadamente el 3% en el año 2003 al 40% en el 2014 y 25% en 2015.
O sea, ya en tiempos de Cristina, había un problema grave que era el de la alta inflación.
Al que también ya se le sumaba el estancamiento económico y, no olvidemos, ya se había impuesto un cepo cambiario, para intentar fallidamente evitar una devaluación.
Cuando llegó Macri al poder, revirtió en gran parte esta política de subsidios energéticos. Pero en los primeros dos años de su mandato no mejoró nada el desequilibrio fiscal. Esto hizo que, a pesar de los esfuerzos por estabilizar la economía, el país enfrentara una crisis de deuda que llevó al país a la devaluación y a incrementar todavía más sus niveles de inflación.
El gobierno de Alberto Fernández (al igual que el de Cristina) volvió a incrementar los subsidios energéticos, no se preocupó por el déficit fiscal y, encima, nos encerró a todos frenando la economía por un año al ritmo que emitía descabelladamente papelitos de colores. La película terminó con 211% de inflación anual en 2023, y con una caída de los salarios, en términos reales, del 30% entre diciembre de 2015 y diciembre de 2023.
“El salario mínimo más alto de América Latina”
Pasemos ahora el segundo tema que comenta nuestra usuaria de la red “X”. Dice Paula que con Cristina “podías comprar libros en su idioma original y teníamos el salario más alto de América Latina”
Estos dos puntos son parte de la misma cosa. La capacidad de compra en dólares que tenía el argentino en el año 2015 contra la que tiene hoy.
Miremos el caso del salario mínimo, según la Universidad de Avellaneda, el salario mínimo en diciembre de 2015 era de USD 589, mientras que los de América Latina estaban muy lejos de ese valor, en USD 354 y para abajo.
Según mis cálculos, y en base a datos oficiales, el salario mínimo en diciembre de 2015 era de $AR 5.588 lo que dividido al dólar en el mercado oficial resultaba en un salario de USD 482,5, una cifra inferior a la indicada por la Universidad de Avellaneda, pero igualmente superior al resto de la región. Sin embargo, el dato relevante no es ese, sino la medición al dólar paralelo, que es el único dólar que el trabajador con ingresos mínimos podía comprar. Si dividimos el Salario Mínimo por el dólar paralelo llegamos a que el salario mínimo, en dólares, no era de USD 482,5, sino de USD 386.
Cierto. Sigue siendo el más alto de la región, pero ya con una ventaja mucho más pequeña de la calculada originalmente.
Usar este dato como indicador tiene otros problemas. El salario mínimo es una decisión del gobierno y puede estar ubicado en niveles completamente incompatibles con la realidad económica. Por otro lado, si la economía tiene –como tiene Argentina- cerca de 35% de trabajadores informales, esto puede indicar que hay un buen número de personas que trabajan, pero lo hacen por mucha menos plata que los USD 386 dólares que informaba el gobierno.
Pero lo más fundamental es volver al punto mencionado anteriormente. ¿Se pueden mantener los salarios en niveles altos si la economía está en un camino insostenible?
Y éste es el problema CENTRAL. Las políticas del kirchnerismo, al estar basadas en el alto déficit fiscal, la elevada emisión monetaria y los controles de precios por todos lados, pueden dar una sensación de bienestar de corto plazo, pero no tienen ninguna posibilidad de éxito (o siquiera) de duración en el mediano o largo plazo.
Es por eso que, incluso cuando por algunos indicadores objetivos podemos decir que a fines de 2015 se estaba mejor, es necesario aclarar que –pasara lo que pasara y gobernara quien gobernara- ese bienestar no iba a poder sostenerse.
Es como en caso de la familia que se fue a Europa vendiendo su casa. Se compraron un presente hermoso, pero a costa de un futuro miserable. A eso en política económica, se lo llama populismo. Y el populismo nuca termina bien.
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