Dos interpretaciones económicas de la crisis social venezolana
Se viven jornadas de extrema tensión en Venezuela. Frente a esto, siempre aparece la interpretación económica de los hechos. Hace dos días, el Banco Central de Venezuela publicó sus números oficiales de inflación y escasez:
Como puede verse, una y otra están en una carrera ascendente. Con una inflación (56,3%) que deteriora el poder de compra de los bolívares y una escasez (28%) que arruina la calidad de vida de los venezolanos. Eso, sumado a un contexto de inseguridad extrema y presiones políticas en contra de la libertad de prensa genera un perfecto caldo de cultivo para el malestar social y las manifestaciones que vimos ayer. Además, el proceso de deterioro no es nuevo sino que ya lleva más de 14 años.
Esa es la interpretación económica de la agudización de la crisis venezolana que no sabemos cómo puede terminar.
Sin embargo, no es la única. El Banco Central de Venezuela tiene la suya propia:
En el último trimestre del año 2013, en Venezuela arreció la “Guerra Económica” expresada en agentes especuladores y acaparadores de los principales bienes de consumo de nuestra población. El Ejecutivo Nacional ha tomado decisiones y medidas que han logrado mitigar la escalada de precios y de escasez de bienes esenciales de los hogares venezolanos. Entre ellos tenemos la promulgación de la Ley Orgánica de Precios Justos
Que el comunicado de prensa de la autoridad independiente dedicada a mantener “la estabilidad de los precios y la confianza en la moneda” comience de esta forma no habla de otra cosa sino del nivel de decadencia al que han llegado las instituciones venezolanos. Claro que este es otro elemento que explica las jornadas de ayer. Pero dentro de la primera, y no de la segunda, interpretación.