Mises acepta Bitcoins
En el capítulo 17 de su libro, La Acción Humana, Ludwig von Mises analiza el cambio indirecto, es decir, la economía monetaria. Allí explica dos cosas por separado. La primera, la determinación del precio del dinero, o sea, su poder adquisitivo. Por otro lado, da una explicación sobre el origen de la demanda de dinero. Es decir ¿qué determina que demandemos más o menos cantidades de dinero?
Sobre el primer punto, la respuesta es simple. El precio del dinero (medios de intercambio que, para Mises, son “bienes que se adquieren no para consumirlos ni para emplearlos en actividades productivas propias, sino precisamente para intercambiarlos por otras mercancías”) está determinado igual que cualquier otro precio de la economía. A saber, por la interrelación entre la oferta y la demanda. Si, ceteris paribus, crece la oferta monetaria, entonces el precio del dinero (su poder adquisitivo) cae. Si, por el contrario, la oferta se contrae, su poder adquisitivo sube. De la misma forma, si sube la demanda de dinero y la oferta se mantiene sin cambios, entonces subirá el precio del dinero. Por último, si cae la demanda de dinero, entonces caerá el precio o poder adquisitivo del mismo.
El segundo punto, el origen de la demanda de dinero y, por tanto, el origen de su valor, es un poco más conflictivo. Según Mises “la demanda de todo medio de intercambio viene a ser la resultante de dos demandas parciales: la de quienes desean emplearlo para el consumo o la producción y la de quienes pretenden utilizarlo como tal medio de intercambio”. Ahora bien, esa partecita de la demanda que se debe a los servicios que el dinero brinda como medio de intercambio está, a su vez, determinada por su precio.
El problema aparece porque uno está afirmando que el precio depende de la demanda y, a su vez, que la demanda depende del precio. El razonamiento parece circular.
Sin embargo, Mises lo resuelve afirmando que, por un lado, el precio del dinero (poder de compra) depende de la oferta y la demanda. Por el otro, que esa demanda no depende del precio del dinero hoy, sino del precio del dinero mañana. De esa forma, yo voy a demandar dinero si sé que mañana el precio va a mantenerse, pero mi demanda de dinero caerá si creo que, en el futuro, el poder adquisitivo del dinero caerá (algo como lo que pasa en argentina con la demanda de pesos hoy).
Ahora bien, si la demanda de dinero hoy depende del precio del dinero mañana, ¿de qué dependió la demanda de dinero ayer?
Bueno, si nos retrotraemos hasta el principio de la cadena, llegamos a la demanda no monetaria del bien. Es decir, en un principio demandábamos lo que ahora es un medio de intercambio, por otros motivos que no eran “monetarios” y eso es lo que dio origen a su valor. En este análisis, entonces, la demanda de medios de intercambio no puede surgir “de la nada”, sino que antes debe haber estado ligada al uso no monetario del bien.
En este punto, Mises se pone categórico y afirma: “En cuanto a un bien que no ha sido anteriormente demandado como medio de intercambio comienza a buscarse con tal fin, se producirán los mismos efectos. Ninguna mercancía puede emplearse como medio de intercambio si, antes de ser utilizada como tal, no tenía ya valor de cambio por razón de otros posibles empleos”
Como se observa, Bitcoin, una criptomoneda cuya demanda solo estaría ligada a su utilidad como medio de intercambio (porque, de hecho, ese es el objetivo de Bitcoin, ser un dinero alternativo a los existentes), no podría convertirse en dinero.
Ahora bien, de aquí pueden concluirse dos cosas. En primer lugar, a la luz de que Bitcoin hoy ya se utiliza (al menos de manera limitada) como medio de intercambio, que Mises estaba equivocado y que la demanda de un medio de intercambio puede depender solo de la utilidad que ese medio brinda como tal.
En segundo lugar, y puesto que Bitcoin hoy no es moneda, sino solamente un activo financiero que aspira a serlo, puede decirse que Bitcoin no contradice el teorema regresivo de Mises. De hecho, dado que Bitcoin no es moneda, debemos concluir que no tiene “demanda monetaria”. En este sentido, cabría preguntarse qué es lo que hace que la gente, hoy en día, lo demande y así llegamos a la solución de nuestro supuesto conflicto: la demanda que hoy tiene Bitcoin es, efectivamente, su demanda no monetaria relacionada con “otros posibles empleos” que no son su uso como dinero propiamente dicho. El día que BTC efectivamente cumpla con su objetivo y se transforme en moneda, entonces tendrá una demanda adicional, monetaria, y el teorema de la regresión se habrá cumplido, incluso para Bitcoin.
Ahora bien, uno podría preguntarse: ¿Cuáles pueden ser esos otros posibles empleos por los cuales hoy, cuando BTC no es dinero, sed demanda BTC?
Aventuro:
1) Especulación (compro Bitcoin porque creo que va a subir).
2) Pertenencia (compro Bitcoin porque quiero formar parte del exclusivo club que posee e intercambia Bitcoins).
3) Reacción frente al statu-quo (compro Bitcoins como forma de decirle a las autoridades su concepción del dinero está amenazada y que “ya no los necesitamos” en el mundo monetario).
4) Expectativa de futuro (compro Bitcoin porque creo que, en el futuro, va a servir como dinero).
Seguramente haya otros motivos, pero lo interesante es que, puesto que hoy Bitcoin no tiene demanda monetaria en sentido estricto (porque no es moneda), el hecho de que, no obstante, tenga demanda, compatibiliza su existencia con el teorema de la regresión de Mises.
En definitiva, el precio de Bitcoin depende de su oferta y su demanda. Y la demanda y, por tanto, el valor de Bitcoin ¿de qué dependen?
Bien, podemos empezar preguntándole a los que hoy ya lo están demandando.
PD: Aquí un artículo de Benegas Lynch (h) que plantea dudas sobre Bitcoin a la luz del teorema de la regresión de Mises. Aquí otro de Jeffrey Tucker que intenta compatibilizarlo refiriéndose a la utilidad de Bitcoin como sistema de pagos. Por último, un post de Bob Murphy que, si no lo entendí mal, está en la misma línea de mi análisis.