Una propuesta revolucionaria para la crisis del primer mundo
Se sabe y está científicamente comprobado que la crisis es inherente al sistema capitalista y que no se debe a otra cosa que a los espíritus animales de los emprendedores. Luego de períodos de exuberancia irracional, viene el período de pesimismo irracional y cae el elemento más fundamental de la economía: la demanda agregada.
Si nos preguntamos por qué hay tanto desempleo y por qué la producción no aumenta, la respuesta es muy simple: ¡los consumidores, las empresas y el gobierno, no estamos gastando lo suficiente! Hay que ponerle fin a este problema que nos condena a vivir con desempleo y recesión. ¿Cómo hacerlo de manera definitiva?
Es realmente preocupante que, por las pesimistas expectativas de los agentes, todos estén ahorrando al mismo tiempo. El ahorro, que es bueno para una persona individual, tiene graves consecuencias para el conjunto. A veces, estimados amantes del ultracapitalismo, el interés individual no redunda en un bienestar social como le gustaría a Adam Smith. Tenemos que hacer algo. ¿Qué mejor, entonces, que el estado tome cartas en el asunto?
Los pasos a seguir son muy sencillos.
Primero: organizar una elite especial de policías dispuestos a contribuir a la sólida y definitiva recuperación económica.
Segundo: instruir al grupo de tareas especial ir a buscar a todos los ciudadanos a sus casas luego del horario laboral y acompañarlos al shopping. Claro, acompañarlos si quieren y, sino quieren, amenazarles con que (dado que su comportamiento representa una afrenta al bienestar de la nación) de no ir al shopping, terminarán en la cárcel.
Tercero: verificar que toda la población esté gastando sus ahorros e ingresos, todo el tiempo.
Cuarto: ¡a disfrutar la recuperación!
El proceso es sencillo. Como “tu gasto es mi ingreso”, el gasto a punta de pistola de los consumidores estimulará el ingreso de sus vecinos, lo que estimulará, a su vez, el gasto de estos. Necesariamente esto llevará a un aumento de la producción y a un aumento de la contratación, con lo que viviremos un espectacular auge de consumo, producción y pleno empleo.
¿Objeciones? ¿Ninguna? Me imaginaba. Adelante gobiernos del mundo, ¡manos a la obra!
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PD: Esta historia está basada en hechos reales.
PD2: Para una crítica de esos hechos, pueden leer aquí.
Comentarios
jomule
Domingo 19 de enero de 2014 a las 9:38 pmHay una objeción, la inflación se desbordaría! Me ha gustado este post porque demuestras sentido del humor. Una vez leí uno que defendía, esta vez en serio, el dinero electrónico con obligación de gastarlo a fin de mes sinó caducaba…en fin…
Iván Carrino
Domingo 19 de enero de 2014 a las 11:32 pmY no solo la inflación (que sabemos que por las mediciones tradicionales que en EEUU ha permanecido muy baja) sino porque el gobierno estaría obligando a los ciudadanos a consumir contra su voluntad. Y cualquier producto tendría “éxito” en el mercado gracias a la acción del gobierno. No es así como deben funcionar los mercados, sino que se debe dejar operar el sistema de pérdidas y ganancias para que se sepa dónde es mejor producir y dónde no.
Me parece que ese artículo que mencionas es el de la PD 1 y la propuesta es del economista Miles Kimball.